miércoles, 7 de julio de 2010

¿El derecho a la felicidad o a su búsqueda?

Creo que el propósito fundamental de nuestra vida es buscar la felicidad. Tanto si se tienen creencias religiosas como si no, si se cree en tal o cual religión, todos buscamos algo mejor en la vida. Así pues, creo que el movimiento primordial de nuestra vida nos encamina en pos de la felicidad

Este párrafo al principio del primer capítulo del libro me parece fundamental. El derecho a la felicidad no existe. Nadie nos puede garantizar la felicidad, por mucho que la sociedad se empeñe en hacernos creer lo contrario. A lo que tenemos derecho es a buscar la felicidad, y la felicidad en sí misma es algo que se consigue con esfuerzo, con perseverancia y con entrenamiento. No es una droga, y tampoco se mantiene siempre ahí, por eso hay que ser perseverante.

Hay que tener ésto perfectamente claro. La felicidad NO es un derecho, a lo que tenemos derecho es a su búsqueda. Si pensamos que alguien nos va a proporcionar felicidad sin esfuerzo, o que es algo que nos pertenece, sólo conseguiremos frustración.

Pero ¿acaso una vida basada en la búsqueda de la felicidad personal no es, por naturaleza, egoísta e incluso poco juiciosa? No necesariamente. De hecho, muchas investigaciones han demostrado que son las personas desdichadas las que tienden a estar más centradas en sí mismas; son a menudo retraídas, melancólicas e incluso propensas a la enemistad. Las personas felices, por el contrario, son generalmente más sociables, flexibles y creativas, más capaces de tolerar las frustraciones cotidianas y, lo que es más importante, son más cariñosas y compasivas que las personas desdichadas


Como véis, no es necesario un sesudo estudio de nuestro entorno para darnos cuenta que tales afirmaciones son rotundamente ciertas. Observad aquellas personas felices, y seguro que podréis trazar muchas similitudes. Muchas de ellas tendrían motivos para no estarlo (y todo el mundo tiene malos momentos, por muy felices que seamos), pero no es algo que hagan notoriamente público. Son felices, y nos hacen un poquito más felices a nosotros.

¿Puede o es necesario que todo el mundo sea feliz?


Sí y no. Creo que no todo el mundo quiere asumir el esfuerzo que requiere ser feliz. Ser feliz es una cuestión de trabajo mental que, como te explicará el libro, se ejerce hasta el último día de tuv ida.

¿Cómo funciona nuestro estado de ánimo?


Nuestro estado de ánimo funciona como la cuerda de una guitarra. Imagínate que la cuerda es tu estado de ánimo. Los pequeños eventos de la vida frotan la cuerda con frecuencia pero más suave que los grandes eventos, que frotan la cuerda con más intensidad, pero también suceden menos veces. Como lo que nos interesa es ser felices todos los días, esto nos lleva a pensar que lo importante para nosotros debería ser atender a las pequeñas cosas de la vida, aquellas que nos pueden hacer felices todos los días.

Además hay que tener en cuenta una cosa. La cuerda de la guitarra, independientemente de que se frote con grandes o pequeños eventos, si deja de frotarse vuelve a su estado inicial de reposo. Esto significa que no importa cuantas grandes cosas hagas en la vida, una vez pasada la euforia inicial te acostumbrarás a ellas y volverás a un nivel de felicidad o de estado de ánimo igual al que tenías antes de que sucediera.

La única forma de solucionar esto es, una vez más, atendiendo a las pequeñas cosas de la vida.

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